¿Qué valor tiene el aprendizaje continuo para el profesional?

¿Cuáles son aquellas cosas que siempre has querido aprender y no lo has hecho?

Cuando termínanos nuestra formación profesional y comenzamos en la vida laboral, dentro de muchas situaciones que se presentan como nuevas, aparece una en particular como un primer dilema profesional constante; ¿seguir o no seguir estudiando?, ¿iniciar una maestría inmediatamente o esperar a tener un poco de experiencia?, ¿vale la pena estudiar de forma autodidacta? Son muchas las preguntas y muchas más las opiniones.  

Sin embargo, cuando llego a conversar con colegas e incluso con mis alumnos, llegamos generalmente a la conclusión de que mantener un proceso de formación continua es una forma de llevar tu carrera a otro nivel. En las discusiones todos estamos de acuerdo en la importancia de que el aprendizaje continuo otorga la valiosa oportunidad de mantenerse al día, de innovar y probar habilidades nuevas en cualquier ambiente laboral; de retar tus habilidades blandas y duras en diferentes escenarios, con gente nueva, en situaciones nuevas. Aun así, increíblemente pocos llegan incluso a valorar y capitalizar la importancia de conocer nuevas personas, con intereses similares, dejando pasar esa valiosa oportunidad de hacer networking.

Separando por un momento la capacitación que otorgan las empresas y acotándolo específicamente a aquella que el profesional busca con intención personal, ya sea por desarrollo en el campo laboral o simplemente por obtener nuevo conocimiento, se puede asumir que aprender como adultos requiere más que solo el ánimo de querer hacerlo.

Recuerdo muy bien una experiencia en algún curso de finanzas, en el que a uno de los compañeros le llamaban constantemente al móvil; muchas ocasiones se puso de pie y salió de la sala a tomar la llamada. El curso exigía mucha atención al detalle, porque existían pasos detallados que debían ser abordados con meticuloso análisis, no estoy seguro que el conocimiento se haya adherido adecuadamente. A veces, la rutina del way of working de cada profesional exige esa habilidad de poder llevar, o al menos sobrellevar, todo al mismo tiempo.

Justamente esa experiencia me recordó mi infancia. ¿Quién no quisiera tener la oportunidad de llegar a clase y únicamente concentrarse en estudiar? y, que después de un tiempo suene la campana y salgamos corriendo a jugar en el recreo, pero eso pasó. La profesionalización en la edad adulta lleva un sentido un tanto distinto; se presentan retos demandantes de balance y equilibrio entre obtener criterios, conocimientos de diversos temas de interés global y que al tiempo todo sume como una herramienta poderosa para dirigir tu carrera. 

Un tip.

Si tienes la inquietud de seguir desarrollando habilidades a través del aprendizaje continuo, te garantizo que es una muy buena decisión, así que sí, me adelanto a la conclusión; el aprendizaje continuo para el profesional es una de las mejores inversiones que deberían, por no decir, deben hacerse.

Por favor no limites por default mi juicio, pensando que me refiero únicamente a estudiar una especialidad, maestría o doctorado; por supuesto que no. Incluso cursos que te permitan redescubrir otras pasiones como: cocina, danza, baile, dibujo, artes o cualquier otro tema que te despierte interés, aportará en demasía a tu profesión, porque recuerda que, somos seres integrales en los que las habilidades se interconectan. Y entonces ¿por dónde inicio? Pregúntate en qué áreas sería bueno reforzar tus conocimientos, cuáles son aquellas cosas que siempre has querido aprender y no lo has hecho, ahí está un inicio.

¿Qué no hay tiempo? Bueno, eso es muy debatible. Hay muchas formas de hacerlo, pero, aunque esto es tema de otra discusión, el resumen es que es posible hacerlo como parte del día a día, de poco en poco, a tu ritmo y sobre todo con base a tus intereses. Te sorprendería cuántas cosas geniales, interesantes e innovadoras puedes aprender de esta manera. 

Deja salir tu curiosidad, eso es un muy buen combustible que hace química perfecta con el aprendizaje continuo. Hazte preguntas y dedica tiempo a investigar respuestas de cualquier índole. Acostúmbrate a los axiomas “Quiero saber (algo)” y… “búscalo”. Que el tiempo no sea la limitante, si dedicas diez minutos, una hora o todo el día, el objetivo de fondo es alimentar esa necesidad de aprender.

Te invito a ponerle una pieza más a tu andamio de conocimientos.

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